miércoles, 21 de abril de 2010

EL AMOR ES BIOQUÍMICA

Las investigaciones que enmarcan el amor como un proceso bioquímico no han concluido todavía. El descubrimiento que la feniletilamina está vinculada con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, quienes sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de esta sustancia y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando nos enamoramos.

Al inundarse el cerebro de feniletilamina, este responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), también de norepinefrina, de oxitocina y prolactina (que además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parecen ser mensajeros químicos del deseo sexual), y el comienzo de la accción de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado.

Los expertos coinciden en que la pasión radica en la corteza cerebral, en concreto en las sustancias llamadas anfetaminas. Al inundarse el cerebro de ellas, se produce la secreción de dopamina, un neurotransmisor que refuerza la capacidad del deseo y el placer.

Otras similares son la oxitocina y la norepinefrina, auténticos estimulantes del impuso sexual. Estudios de prestigiosos sexólogos norteamericanos, donde existe una gran literatura sobre el tema, indican que el cerebro de una persona apasionada contiene cantidades de feniletilamina, una de las anfetaminas más potentes.
Naturalmente, con el paso del tiempo, esta pasión se desvanece. Según Shere Hie, el amor pasional suele durar unos tres años, pero al final la bioquímica cerebral decae y los sentimientos se van mitigando.

Es la fase del cariño más pausado, el afecto personal y la comprensión. O, por el contrario, el desamor total y la separación de la pareja. Pero lo cierto es que todo el entramado químico que originó el amor pierde fuerza, tarde o temprano. Ese “amor para toda la vida” suele quedar en una relación de complicidad, amistad o compañerismo.

Existe, por tanto, en el cerebro humano un gran laboratorio que potencia los sentimientos, estímulos, atracción y rechazo. Ello explica que, en ocasiones, las personas pasen del amor al odio, de la seducción a la frustración, sin ningún motivo aparente.

En definitiva, las relaciones personales se mueven en este complejo laboratorio químico cerebral, que dirige los pasos de la pasión y el desamor.

Diversas indagaciones han concluido que se puede incluso hacer una matriz con las variadas manifestaciones y etapas del amor y sus relaciones con diferentes sustancias químicas en el cuerpo. De esta manera, el deseo ardiente de sexo está unido a la testosterona; mientras que la atracción y el amor en la etapa de euforia, así como el sentirse involucrado emocionalmente están relacionados con altos niveles de dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina. El vínculo y la atracción que evolucionan hacia una relación calmada, duradera y segura tienen que ver con la oxitocina y la vasopresina.

Psiquiatras, antropólogos y biólogos han encontrado correlaciones importantes entre los niveles de hormonas como la serotonina, la dopamina, la oxitocina y los estados amorosos que incluye la atracción sexual, el enamoramiento y el amor estable.

La atracción física, según ellos, es un suceso que involucra efectos químicos en nuestro organismo que nos hace sentir algo especial por alguien. Además del encanto de una persona, los factores fundamentales son las feromonas y el olor particular que emite cada cuerpo.

Las feromonas son producidas por hombres y mujeres y éstas son liberadas a través de la piel. Aunque no se percibe de forma consciente, éstas ingresan por el olfato.

Nuevamente, el culpable es el cerebro, ya que desarrolla una tolerancia especial a la feniletilamina, que hace que el estado de excitación y euforia disminuya con el tiempo.

Finalmente comentaremos que reducido el amor a sustancias químicas del cuerpo, la Dra. Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers y autora del libro The Anatomy of Love, divide en tres las etapas del amor:

· Lujuria. Predomina la testosterona, por lo que prima el deseo de sexo.

· Atracción. Predomina la dopamina y la norepinefrina, con lo que estamos en la etapa de euforia y de romance.

· Vínculo. Predomina la ocitocina y la vasopresina, por lo que se evoluciona hacia una relación apacible, duradera y segura.

Mantenerse en las dos primera etapas del amor es el gran reto de cualquier pareja.

Se conoce actualmente que “Mujer emocional, hombre sexual”es decir que las mujeres son diferentes a los hombres, eso no cabe la menor duda. Y que en el amor las mujeres sienten de diferente forma. Pero, para que no hubiera ninguna incertidumbre, los científicos han demostrado empíricamente.
El estudio de Rutgers encontró que, mientras que los cerebros femeninos mostraban respuestas más emocionales frente a los mismos estímulos, los cerebros masculinos revelaban actividades en áreas más relacionadas con la excitación sexual.

Y es que en los hombres aún perduran con arraigo las conexiones primitivas que condicionaban el enamoramiento a la necesidad de la reproducción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores